Agua
La semana pasada me sorprendió (mejor dicho, me encabronó) la noticia de Canal 9, la televisión autonómica del País Valenciano, había mandado a un equipo de informativos a filmar "el despilfarro de agua de Aragón", o lo que es lo mismo, la gran cantidad de agua que bajaba esos días por el Ebro. Nada de que, por desgracia, las altas temperaturas habían hecho que el deshielo de las nieves caídas semanas atrás hubieran hecho que, prácticamente de forma súbita, toda esa nieve hubiera licuado y hubiera obligado a abrir las compuertas de los embalses de cabecera por el peligro que conllevaba. Nada de eso, sólo que Aragón tira agua y más agua al mar en lugar de cedérsela a los valencianos, sólo porque somos unos malditos insolidarios y unos despilfarradores natos.
Pues bien, hoy también se conoce la noticia de que Castellón contiene en forma de aguas subterráneas, más cantidad de líquido elemento de la que reclamaban en el País Valenciano con el maldito trasvase. ¿Seguirán con la matraca? Yo creo que por el momento sí, hasta que pasen las elecciones, ¿cómo van a desaprovechar un caramelo como el trasvase?. Después de las elecciones, ya veremos.
Aquí, en Aragón, también tenemos nuestras noticias jugositas y húmedas. Empieza a levantar polvareda (menos de la que merece) el tema del desprendimiento de tierras del embalse de Yesa. Como dijo ayer Bizén Fuster, si por el derrumbe de menos del 1% de la superficie del Seminario Metropolitano de Zaragoza se montó (y sigue) semejante campaña contra Gaspar, ¿qué va a pasar aquí, teniendo en cuenta la magnitud del desprendimiento y el hecho de la ocultación del mismo por las autoridades aragonesas?. Pues os lo digo yo: nada, pues la maquinaria mediática del poder aragonés se habrá puesto ya en marcha para minimizar el hecho, sacar en primera plana otros asuntos más convenientes, e intentar que esto se vaya diluyendo lo más rápidamente posible.
El recrecimiento de Yesa está siendo advertido por geólogos y otros colectivos aragoneses, tal y como se advirtío de lo que podía pasar, y pasó, en Espelunciecha, pero nuestros gobernantes tienen demasiados votos en juego con los regantes y con los zaragozanos, y no pueden parar las obras. Obras que no serían necesarias, a lo mejor, si Zaragoza fuera una ciudad más consolidada y menos sobreexplotada en sus acuíferos (aunque de esto seguro que también encuentran la forma de culpar a Gaspar); o no serían necesarias si se promovieran sistemas de regadío y agricultura más sostenibles y ecológicas (pero no es plan de enfadar a los regantes afectados, no sea que no te vayan a votar); o no serían necesarias ahora que ya no debería existir la amenaza de los valencianos de llevarse el agua para sus campos de golf, lo malo es que como aquí se dan licencias a diestro y siniestro para lo mismo.
Y es que ya se sabe, en Aragón no hay sábado sin sol, ni urbanización de nueva construcción sin campico de golf.
5 comentarios
Adrián -
Ángel -
Adrián -
Dani -
Ángel -
Son lo peor, y tenemos que dar el arreón final, a ver si logramos cambiar algo, aunque hoy me he levantado pesimista.