La ridiculez de la oposición en Zaragoza
La oposición municipal del Ayuntamiento de Zaragoza continúa con su ridiculez política. No tenían bastante con paralizar una obra legal como la Romareda, sino que ahora van y se dejan en evidencia su ineptitud para tomar cualquier responsabilidad en un Ayuntamiento como el de la capital aragonesa.
Y es que estos señores, que desde luego no son doctores en arquitectura ni en ninguna especialidad ingenieril, achacan el derrumbe del Seminario a las prisas de Gaspar y de la Gerencia de Urbanismo por acabar dicha obra. Eso, pese a conocer ya el informe externo que explica claramente el porqué del derrumbe. Pero no es malo que no sepan de arquitectura, lo malo es que se crean que saben, que no pidan consejo a gente cercana a ellos que sí deben saber, malo es seguir con la política que llevan toda la legislatura. Y es que van a pasar 4 años desde las elecciones y todavía no han asimilado el resultado que los zaragozanos quisieron.
Una prueba del ridículo y del estado del PP zaragozano es la moción presentada al ayuntamiento para arreglar un farol del Rosario de Cristal que llevaba la representación de la policía municipal. ¿No habrá cosas más importantes para la ciudad? ¿Es preciso movilizar todo el aparato administrativo municipal para esos menesteres? ¿Eso es lo que el PP entiende por "hacer ciudad"?
Quizá el PAR, y Blasco en particular, tengan una coartada válida que esgrimir para explicar su comportamiento. Y es que hasta en su partido se han dado cuenta de que no tienen ni carisma, ni capacidad, ni liderazgo, ni lo que hay que tener para ser alcaldable otra vez. Así que a lo mejor trabajar para el beneficio de otro, pues no le hace ilusión ni le da excesivo placer.
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